Este pasado domingo nos levantamos con una nueva erupción del volcán
Pico do Fogo situado en la isla de Fogo,
en el archipiélago de Cabo verde.
La erupción se produce en un estratovolcán
visitado por muchos senderistas cuya última actividad se produjo en por última vez en
1995, causando daños menores aunque ya hubo otra erupción mayor en 1951.
Las autoridades han pedido evacuar la localidad de Cha das
Caldeiras ante la previsión de que la situación empeore. Esta localidad está
situada en el interior de una caldera en cuyo borde creció el volcán Pico do
Fogo y en cuyo interior parece estar localizada la erupción en base a la imagen
de satélite recogida.
Aun no se sabe si ha habido víctimas, dado el reclamo que
para los senderistas supone este volcán, como sucedió recientemente en el volcán
japonés Ontake, cuya erupción repentina le costó la vida a decenas de
excursionistas.
No obstante, la erupción no ha sido repentina sino que ya se preveía
la entrada en actividad del volcán gracias las investigaciones de campo realizadas
por diversos organismos, entre ellos científicos de INVOLCAN (organismo impulsado
por el Cabildo Insular de Tenerife). Así, con el proyecto Makavol en el que participaron
la Universidad de Cabo Verde y el Cabildo insular de Tenerife (INVOLCAN e ITER),
el cual fue cofinanciado por el programa de cooperación transnacional de la
Unión Europea Madeira-Canarias-Azores (MAC 2007-2013), se fortaleció el programa de vigilancia
volcánica multidisciplinar del volcán Pico do Fogo. En estas campañas se
instaló, entre otras instrumentaciones, una estación geoquímica permanente con
medias mensuales de las emisiones difusas de dióxido de carbono, convencidos de
que pueden ser una herramienta capaz de predecir erupciones y ser los gases los
motores que las generan. Se sabe que el dióxido de carbono (CO2) es el segundo componente mayoritario de los gases
volcánicos, después del vapor de agua, y es rápidamente detectable dada que se escapa
fácilmente del magma por su baja solubilidad. Un incremente significativo en
las emisiones de CO2 en los últimos meses ha precedido a esta última erupción.
Al igual que Canarias, el archipiélago de Cabo Verde
pertenece a la región macaronésica, cuyas islas comparten la génesis común de
formarse en un punto caliente y estar situadas en el interior de la placa
africana (excepto Azores que se sitúa sobre la dorsal atlántica).
Aunque es difícil predecir cómo serán los acontecimientos, es
de esperar que la erupción no tenga efectos catastróficos y su duración puede
durar semana. Si en el volcán de El hierro, la erupción fue submarina y alejada
de la posible observación por turistas, quizás esta erupción caboverdiana, como
sucedió en el volcán palmero Teneguía, sea bien gestionada y, tras analizar el
riesgo, pueda ser un reclamo más para visitar una isla volcánica en pleno actividad,
al ser una de los espectáculos más
llamativo de la geología dinámica que caracteriza a nuestro planeta.
Información: Involcan.org
Imagen: AVCAN