Este pasado 16 de abril un nuevo terremoto
sacudió la costa de Ecuador causando cientos de muertos y damnificados. Algo habitual cuando suceden
terremotos de 7,8 en la escala Richter en zonas habitadas.
¿Puede suceder un terremoto
semejante en Canarias si, como en Ecuador, hay volcanes y una geología muy
activa? Pues la respuesta está en resolver la eterna discusión sobre el origen
del archipiélago. Ni más ni menos. Hay quien pueda pensar que la discusión
entre científicos acerca de cuál es el origen del archipiélago no es más que
una fuente de beneficios para investigadores que se entretienen en investigar
cosas que no importan a nadie. “Total, qué más da si el volcanismo procede de
una fractura que se extiende desde del Atlas marroquí o es lo que se conoce
como Teoría del Punto Caliente”.
Pues es de enorme importancia.
Porque el que el origen del archipiélago sea de un tipo u otro implica que el riesgo,
al que estamos sometidos los que vivimos en las islas, sea mayor o menor en cuanto
a la sismicidad. Y eso implica que nuestro modo de vida, nuestro tipo de construcción
y otros factores, se adecuen a un riesgo mayor o menor, con las implicaciones económicas
y sociales que eso conlleva.
A día de hoy, casi nadie discute
que el archipiélago es un Punto Caliente y que, por tanto, la sismicidad que aquí
se puede generar no es de origen tectónico y, por tanto, la sismicidad no es
tan elevada. O al menos no debiera.
Así que un terremoto así no es previsible
que suceda en el archipiélago. Calma, por tanto.
Ecuador, sin embargo, se sitúa en
la zona de subducción de la placa de Nazca bajo Sudamérica. Explicado de forma sencilla,
y salvando muchos matices, el fondo oceánico de la costa frente a Ecuador, se
mete bajo el continente a una velocidad de 61 mm/año. Y eso genera una fricción
enorme que hace que la placa se mueve a golpes. Acumula energía según se quiere
meter bajo el continente sin conseguirlo debido a la fricción, hasta que de
pronto se supera el esfuerzo y la placa se mueve de forma violenta bajo el continente,
generando un sismo. Es muy fácil de entender. Junten las manos y aprieten con
fuerza intentando deslizar una bajo la otra. Verán que no se deslizan sino que
se mueven a golpes pequeños, a tramos. ¿Sucede igual si lo hacemos con las manos
mojadas? Investiguen.
Esa zona de subducción ha
generado algunos de los terremotos más potentes registrados en la historia. Así
en Chile se registró uno de magnitud 9,5 en el año 1960. Desde 1990 han sucedido
7 terremotos de intensidad 7 o superior a una distancia inferior a 250 km del
que sacudió Ecuador este pasado sábado, lo cual muestra el alto riesgo sísmico que
presenta el área. En enero de 1906 un terremoto de intensidad 8,3 a 90 km hacia
el noreste del actual, provocó además un tsunami que causó entre 500 y 1.500
muertos.
Aunque normalmente los terremotos
se dibujan como un punto en el mapa, en realidad son áreas, que en el caso del terremoto del sábado abarca una extensión
de 160x60 km. Ahí es nada.
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